CONFIANDO EN EL SEÑOR SOLAMENTE.
Salmos 146:3
No confiéis en los príncipes,
Ni en hijo
de hombre, porque no hay en él salvación.
:4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;
En ese mismo
día perecen sus pensamientos.
:5 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios
de Jacob,
Cuya
esperanza está en Jehová su Dios,
:6 El cual hizo los cielos y la tierra,
El mar, y
todo lo que en ellos hay;
Que guarda
verdad para siempre,
Salmos
147:10
No se
deleita en la fuerza del caballo,
Ni se
complace en la agilidad del hombre.
:11 Se complace Jehová en los que le temen,
Y en los que
esperan en su misericordia.
VERSIÓN PALABRA DE DIOS PARA TODOS.
Salmos 147:10
A Dios no le importan los caballos de guerra
ni le preocupan los soldados poderosos. Le desagradan los que confían en todo
eso.
:11 En
cambio al SEÑOR le agrada la gente que lo respeta, los que confían en su fiel
amor.
El
salmista sabía perfectamente que el éxito de su reino, no estaba en las
alianzas con otros reyes, no estaba en el poderoso armamento que tuviera o en
los soldados poderosos. El sabía y entendía que todo, absolutamente todo, se lo debía a su
confianza en el Señor.
De la
misma manera sucede con nosotros. Independientemente del tipo de actividad que
tengamos. En este caso, él era un funcionario, un rey. Pero si nosotros podemos
aplicar este mismo principio a nuestras vidas veremos grandes resultados.
Como seres
humanos, tenemos la tendencia a depender de recursos externos para sentirnos
seguros. El trabajo, una cuenta bancaria, amigos, la familia, si es en el ministerio
una buena membresía, el staff de personas con las que trabajamos, etc.
No está
diciendo que no dependamos de nadie. Eso sería un error. Es clara la palabra
cuando dice que somos un cuerpo y que dependemos unos de los otros. Lo que está
diciendo es que no debemos de depender de los recursos externos antes que Dios.
Podríamos caer en el error de pensar que estamos haciendo las cosas “adecuadamente”
porque “aparentemente” todo marcha bien, cuando en realidad estamos creando
nuestro propio entorno agradable y dependiendo de los recursos que tenemos y no
del Señor.
Si queremos
en verdad que El Señor sea nuestro ayudador y que todo nos salga bien, debemos
empezar a depender y confiar únicamente en el Señor sabiendo que es Él y únicamente
Él quien nos guía y guarda en todo lo que hacemos.
Si hay
algo que Dios detesta son precisamente los recursos externos que utilizamos ya
que eso demerita y nubla su Gloria y nos hace pensar y creer que gracias a ellos
logramos las cosas. Dios es digno de la Gloria y no la compartirá con nada ni
nadie.
Como alguien dijo: “Nuestra ineficacia e
incapacidad dan lugar a su fortaleza y seguridad y capacidad”
Cuando
soy débil, entonces soy fuerte.
Apóstol
Pablo.
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