“Un llamado a la autocritica”



Una de las lecciones  más importantes que el Señor les enseño a sus discípulos en lo que conocemos como el sermón del monte fue precisamente la autocritica  Valiosa como ninguna otra herramienta en nuestro caminar con Dios, ya que de aquí se desprende todo lo que seremos. Una lección así debe ser aprendida. Desafortunadamente este pasaje de la escritura lo han utilizado el día de hoy para darle un sentido muy distinto y muy apartado de lo que en realidad es.
Mateo 7:1-6

  No juzguéis, para que no seáis juzgados.
 7:2  Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
 7:3  ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
 7:4  ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
 7:5  ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
 7:6  No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

Hace unas semanas aquí en México se dio a conocer  a nivel nacional algo que siempre se ha conocido pero que nadie decía nada (incluyendo a las autoridades) en un poblado en el estado de Michoacán, Una secta llamada “La Nueva Jerusalén” (que por cierto no tiene nada de parecido con el nombre que representa)  de origen católico quemó y destruyó unas aulas  porque no permitían la educación laica en su comunidad. Con el paso del tiempo se pudo ver que esta secta es gobernada por un personaje que se siente un iluminado y que a través de sus “videntes” guía a esta comunidad en todo lo relacionado a su desarrollo y propósito de ser.
Parece increíble que puedan existir estos grupos, pero aquí es donde se aplica esta lección de la auto-critica  Agustín el padre de la iglesia solía decir  que “la admiración es la  madre de la ignorancia” y es muy cierto. Porque nos puede sorprender que suceda esto en una comunidad en pleno siglo 21 pero de ninguna manera no sorprende que existan muchos “iluminados” y “videntes” dentro de muchas iglesias que de la misma manera o peor que estos personajes se sienten con un pecado enfermizo de poder (megalómanos) y no hablo de los que aparecen en los canales pseudo cristianos o que venden libros y que todo mundo conoce, me estoy refiriendo a esas comunidades cristianas en donde el pastor es una copia al carbón o un clon en pequeño de aquellos “grandes  ungidos”. En donde en pequeña escala tienen a sus “videntes” o “profetas” que aconsejan a la gente cada domingo después de la reunión y en donde hacen fila para preguntarle cosas que rayan en lo absurdo como: si deben o no comprar una casa, si se deben de casar con tal o cual persona, si deben salir de viaje o no…si usted piensa que es una exageración de mi parte, déjeme decirle que conocí el caso de una familia aquí en Guadalajara que tenían un negocio prospero y  que le preguntaron al “profeta” de su iglesia si debían o no, pagar impuestos. ¿Le parece  un absurdo? ¡Lo es! Perdieron su negocio porque el “profeta” les dijo que no pagaran impuestos ya que ese dinero iba a dar a manos de gente pecadora…les quitaron su negocio y lo perdieron todo. Y casos como este ¡sobran!
Nos admiramos (como decía Agustín) de un hombre llamado “papá Nabor” que tenía un delirio de grandeza y que abuso de toda una comunidad junto con sus videntes en esta comunidad de Michoacán, pero de manera ignorante (como decía  Agustín) nadie se sorprende de la gran cantidad de papás nabores que tenemos dentro de las iglesias junto con sus “profetillas” que cada domingo guían, abusan y controlan a la gente. Como decía Chuy Olivares: la iglesia católica tiene a su papa, pero los cristianos tienen cada quien su propio papa en su iglesia, un hombre a quien no le pueden decir nada porque es el “ungido”.
Por eso el Señor fue tan tajante con relación a la autocritica. De no ser críticos con nosotros mismos nos volvemos unos hipócritas que solo estamos viendo la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga que tenemos dentro. Y este principio se aplica para nuestra propia vida en general. Que El Señor nos ayude a ser autocríticos en todas las áreas de nuestras vidas para que podamos decirle al hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo” y por favor no digan que (como muchos que ignoran la escritura ) que este texto no habla de Juzgar, más bien debemos de hacerlo pero bajo este principio o como lo diría El Señor “con justo juicio”.

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