LA VIDA DE ELÍAS (tomado del libro de A.W Pink)




Cuán tristemente fácil es hacer del servicio que Dios nos confía el pedestal en el que exhibirnos a nosotros mismos! Pero Dios no compartirá su gloria con nadie, y por lo tanto, “esconde" a aquellos que pueden verse tentados a tomar parte de ella para sí. Es sólo retirándonos de la vista pública y estando a solas con Dios que podemos aprender que no somos nada.
Esta importante lección se pone claramente de manifiesto en los tratos de Cristo con sus discípulos amados. En una ocasión regresaron a Él jubilosos por el éxito alcanzado, y llenos de sí mismos “le contaron todo lo que habían hecho,.y lo que hablan enseñado” (Marcos 6:30). Su suave respuesta es por demás instructiva: "Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco” (v. 31). Éste es aún su remedio de gracia para todo siervo que esté hinchado por su propia importancia, y que imagine que la causa divina en la tierra sufriría una pérdida severa si él fuera quitado de ella. Dios dice a menudo a sus siervos: "Apártate de aquí... escóndete”; a veces es por medio de la frustración de sus esperanzas ministeriales, por el lecho de la aflicción o por una pérdida sensible, que se cumple el propósito divino. Bienaventurado el que puede decir desde el fondo de su corazón: “Sea hecha la voluntad del Señor”.
Todo siervo que Dios se digna usar ha de pasar por la experiencia de la prueba de Querit antes de estar realmente preparado para el triunfo del Carmelo. Éste es un principio invariable en los caminos del Señor. José sufrió la indignidad de la cisterna y la prisión antes de llegar a ser gobernador de todo Egipto, inferior sólo al rey. Moisés paso la tercera parte de su larga vida "detrás del desierto”, antes de que Jehová le concediera el honor de acaudillar a su pueblo sacándolo de la casa de servidumbre. David tuvo que aprender de la suficiencia del poder de Dios en la labranza, antes de ir y matar a Goliat en presencia de los ejércitos de Israel y de los filisteos. Éste fue, también, el caso del Siervo perfecto treinta años de retiro y silencio pasó antes de comenzar su breve ministerio público. También fue así en el del principal de sus embajadores: antes de convertirse en el apóstol de los gentiles tuvo que pasar su aprendizaje en las soledades de Arabia.
“Yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer” (v. 4). Obsérvese la palabra que hemos puesto en letra bastardilla. El profeta podía haber preferido muchos otros escondites, pero debía ir a Querit si quería recibir el suministro di vino: Dios se había comprometido a proveerle todo el tiempo que permaneciere allí. Qué importante es, por lo tanto, la pregunta: ¿Estoy en el lugar donde Dios por su Palabra o por su providencia me ha asignado? Si es así, de seguro que suplirá todas mis necesidades. Pero, si como el hijo menor le vuelve la espalda y me voy a un país lejano, entonces, como él, sufriré necesidad, Cuántos de Dios ha habido que han trabajado en alguna esfera humilde y difícil con el rocío del Espíritu en sus ministerios, y que, cuando recibieron una invitación de trabajar en algún lugar que parecía ofrecer más amplio campo (¡y mejor paga!) cedieron a la tentación, entristecieron al Espíritu, y vieron terminada su utilidad en el reino de Dios.
El mismo principio es aplicable con igual fuerza al resto del pueblo de Dios: ha de estar “en el camino" (Génesis 24: 27) designado por Dios para recibir las provisiones divinas. “Sea hecha tu voluntad” precede a “danos hoy nuestro pan cotidiano”. Pero hemos conocido personalmente a muchos que profesaban ser cristianos, los cuales residían en alguna ciudad donde Dios envió a uno de sus calificados siervos, quien alimentaba sus almas de grosura de trigo-", y éstas prosperaban. Pero recibieron alguna tentadora oferta de medrar en los negocios y mejorar su posición en el mundo en  algún lugar distante. Aceptaron la oferta, recogieron sus tiendas; pero entraron en un desierto espiritual donde no había ministerio edificante alguno. Como consecuencia, sus almas hambrearon, sus testimonios de Cristo fueron arruinados, y sobrevino un período de retroceso espiritual sin fruto. De la manera que Israel antiguamente tenía que seguir la nube para obtener la diaria provisión de maná, así también nosotros debemos estar en el lugar ordenado por Dios para que nuestra alma sea regada y nuestra vida espiritual prosperada.

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