Las marcas de un verdadero Ministro del Evangelio.
El día de hoy se escuchan muchos llamados "Ministros" del evangelio hablar sobre sus ministerios y sus credenciales. Por esta razón muchos se sienten atraídos a entrar al ministerio. El derroche de dinero, la ostentación, una vida de glamour. Esto ha traído mucha desgracia en el mundo. Los ojos de la gente están puestos en todos estos "ministros" . ¿Pero? ¿este tipo de vida es el reflejo de lo que debe ser un ministro del evangelio? Tampoco estoy a favor de aquello que creen que un ministro del evangelio deba de vivir en pobreza extrema o en condiciones no dignas. ¿Qué dice la Biblia al respecto? El apóstol Pablo escribe cuales son las credenciales de un ministro del evangelio.
En cuanto a nosotros, procuramos no dar a nadie motivos para desacreditar nuestro ministerio. Al contrario, en todo momento nos hemos comportado como servidores de Dios. Es mucho lo que hemos debido soportar: sufrimientos, dificultades, estrecheces, golpes, prisiones, tumultos, trabajos agotadores, noches sin dormir y días sin comer. Añádase nuestra limpieza de vida, nuestro conocimiento de Dios, nuestra entereza de ánimo, nuestra bondad; y también la acción del Espíritu, nuestro amor sin doblez, la verdad que anunciamos y el poder de Dios. Tanto para atacar como para defendernos *, empuñamos las armas que nos proporciona la fuerza salvadora de Dios. Unos nos ensalzan y otros nos desprecian; unos nos difaman y otros nos alaban: nos consideran impostores, siendo así que proclamamos la verdad. Nos tratan como a desconocidos, pese a que somos bien conocidos; nos ponen en trance de muerte, pero seguimos con vida; nos castigan, pero sin que la muerte nos alcance. Nos imaginan tristes, y estamos siempre alegres; parecemos pobres, y enriquecemos a muchos; damos la impresión de no tener nada, y lo tenemos todo. (2 CORINTIOS 6:3-10 BLPH)
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