¿QUÉ ES UNA IGLESIA SANA?

Las iglesias saludables, las iglesias que gradualmente reflejan más y más el carácter de Dios, tal como ha sido revelado en su Palabra, no siempre son los lugares en los cuales es más fácil estar. Los sermones pueden ser largos. Las expectativas pueden ser altas. Las conversaciones acerca del pecado probablemente se perciban como exageradas para muchos. La comunión podría incluso llegar a sentirse, al menos unas veces, hasta intrusiva. Pero la clave es la palabra “gradualmente”. 

Si como iglesia reflejamos gradualmente el carácter de Dios, entonces es lógico pensar que si los aspectos de nuestra vida en lo individual y colectivo no reflejan Su carácter debe haber manchas en el espejo que deben ser pulidas, curvas en el cristal que necesitan ser aplanadas. Para esto se requiere trabajo. 

Y Dios en su bondad nos ha llamado a vivir la vida cristiana juntos, entretanto que nuestro amor y cuidado mutuo reflejan el amor y cuidado de Dios. Las relaciones en el mundo implican compromiso. Si esa es la espectativa en el mundo, el compromiso es mayor en la iglesia. Él nunca tuvo la intención de que nuestro crecimiento ocurra en la soledad de una isla, sino con y a través de los demás. 

Con todo esto que parece una carga tan negativa y difícil de llevar, ¿crees que una iglesia sana experimenta la alegría? Oh, seguro que si. Una iglesia sana conoce la alegría de un cambio real. Conoce la alegría de los grilletes del pecado rotos. Conoce la alegría de la comunión real y la verdadera unidad, pero no de la unidad como un fin en sí mismo, sino la unidad en torno a la salvación y la adoración común. 

Conoce la alegría de ser semejante a Cristo, dando y recibiendo amor. Más maravillosamente, conoce la alegría de reflejar “la gloria del Señor” y de ser “transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Co. 3:18). 

En el tercer mandamiento (Ex. 20:7; Dt. 5:11), Dios advirtió a su pueblo que no debía tomar su Nombre en vano. No se refería meramente a prohibirnos el uso de lenguaje profano. También nos hizo una advertencia en contra de tomar en vano su Nombre sobre nosotros, de manera que nuestras vidas mientan acerca de Él. Este mandato es para nosotros, la Iglesia. 

Muchas iglesias están enfermas hoy en día. Confundimos la ganancia personal con crecimiento espiritual. Confundimos mera emoción con la verdadera adoración. Atesoramos la aceptación del mundo en lugar de la aprobación divina la cual Dios concede a los que viven en oposición al mundo. Independientemente de sus perfiles estadísticos, muchas iglesias hoy en día parecen no estar preocupadas acerca de las claras marcas bíblicas que deben distinguir a una iglesia creciente y con vitalidad. 

La salud de la iglesia debe preocupar a todos los cristianos, en particular a los que han sido llamados a ser líderes en la iglesia. Nuestras iglesias existen para mostrar a Dios y su glorioso evangelio a su creación. Existimos para dar gloria a Dios con nuestras propias vidas, juntos. Este encargo es nuestra impresionante responsabilidad y tremendo privilegio. 

Así que volvamos donde comenzamos. ¿Qué estás buscando en una iglesia? ¿Estás buscando una iglesia que refleja tus propios valores y los de tu comunidad o una iglesia que refleja el carácter y la gloria no de este mundo sino de Dios? 

De estas dos opciones, ¿cuál representa mejor una luz en un monte para un mundo perdido en la oscuridad? 

Libro: una iglesia sana. 


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