NUESTRO ENEMIGO LA SATISFACCIÒN.
Uno de los grandes adversarios del cristianismo es la complacencia religiosa. El hombre que cree que ha llegado no irá con el padre, esta posición es tonta. Es una trampa el creer que se ha llegado cuando aún no lo ha hecho; él hábito de citar un texto para probar que ha llegado puede ser peligroso si en verdad no hemos tenido una experiencia interna del texto. La verdad que no se experimenta es un error, y puede ser grandemente dañina. Los escribas que se sentaron en el asiento de Moisés no fueron víctimas del error, ellos fueron víctimas de no haber experimentado la verdad que enseñaron.
La complacencia religiosa se encuentra casi dondequiera entre los cristianos de estos días, y su presencia es señal y una profecía. Para cada cristiano su final será́ lo que hayan sido sus deseos. Todos somos la suma de lo que anhelamos. Los grandes santos tenían corazones sedientos. Su clamor era “mi alma esta sedienta de dios, por el dios viviente, ¿cuándo estaré́ en su presencia?”. La nostalgia por dios los consumía, los impulsaba hacia delante y hacia arriba a las alturas, lo cual, los cristianos menos ardientes ven con ojos lánguidos y no esperan alcanzar.
Los cristianos ortodoxos han caído tan bajo como están por la falta de deseo espiritual. De entre los muchos que profesan la fe cristiana, apenas uno entre mil muestra sed apasionada por dios. La práctica de muchos de nuestros asesores espirituales es usar las escrituras para desanimar aquellos pequeños anhelos que quizás descubrimos aquí́ y allá́ entre nosotros. Tememos los extremos y nos asustamos de la religión ardiente como si fuera posible tener mucho amor o mucha fe o mucha santidad.
Ocasionalmente el corazón de uno aplaude al descubrir un santo insaciable que desee sacrificar todo por el puro gozo de experimentar a dios en una intimidad en aumento. Les ofrecemos una palabra de exhortación. oramos, peleamos, cantamos. No menospreciamos nada de lo que dios haya hecho por usted hasta el momento. Gracias a Dios por todo hasta este punto, pero no se detenga aquí́. Presione hacia las cosas profundas de dios. Insista hasta probar los misterios profundos de la redención. Mantenga los pies en la tierra, pero deje a su corazón volar tan alto como quiera. Rehúse estar en el promedio o alrededor de un ambiente espiritual frio.
A menos que haga estas cosas alcanzará al final (y no lo conocemos) alcanzará el cementerio de la ortodoxia y la oscuridad sobreviviendo en una condición espiritual que bien se pudiera describir como “el nivel de muerte y la quinta esencia de la mediocridad”. Dios nos salve de esta condición. amen.
Tomado del Libro "La Raìz de los Justos" por A.W Tozer
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